miércoles, marzo 29, 2006

Lo único bonito de esta ciudad es su atardecer...


Tal vez tenga razón el enunciado del título de este blog... es la conclusión a la que llega una de las protagonistas del corto metraje TIERRA PROMETIDA, producida por el equipo de Mala Vida Digital Films, en el que como advierte la contraportada del DVD "es una mirada interior que explora amorosamente un territorio acosado por los esteriotipos".

Lo cierto es que los atardeceres de Ciudad Juárez son sin iguales, “sólo nos falta la playa”, como decimos muchos al referirnos a ellos. Una experiencia que encierra, ciertamente, la ratificación callada frente a lo duro que implica "hacerla" en esta tierra, pero que paradójicamente está ahí cada tarde como invitación a no perder la esperanza.

Atardecer júarense. Signo que se sobrepone a todas la malas jugadas con las que se teje la sensación de "ya estar mejor", que es "solo cuestión de no aflojarle", de seguir "dándole duro" que "Dios aprieta pero no ahorca". Está ahí, testigo de los afanes de cada día, de esta necedad de hacer posible una ciudad en donde nadie hubiera imaginado que existieran condiciones para su fundación, a costa de todo pronóstico y superando toda adversidad, la experiencia individual de quienes la habitamos acrisola la totalidad del espíritu que ha hecho posible esta tierra.

Ciudad de sobrevivientes, resilentes que se sobreponen a los embates del "progreso" y a las "consecuencias perversas de la modernidad". Como fractal de un todo que se resiste ante el abandono de esta plaza por aquellos corporativos transnacionales que supieron explotar el suño y la necedad de los moradores del desierto.

Atardecer júarense. Espectáculo de libre acceso para quienes en sus afanes por sobrevivir, ser más o tener más, ameniza sus diarios trayectos hacia sus moradas...acompañando los sueños que en el inter son generados, más allá de las condiciones materiales en que transcurre su diariedad... reificación deficitaria a la que se sobreponen.

Punto en el horizonte que indica el rumbo donde se localiza la fuerza que sostiene la competitividad internacional de éste centro de población, "capital mundial de los arneses". Un poniente que, al igual que sus moradores, se resiste a "tirar la toalla" y permanece ahí, aferrado contra todo decreto descalificador o Plan Estratégico que pretenda ignorarlo, más allá de sus altas pendientes, sus numerosos arroyos y sus ZONAS DE ALTO RIESGO.

Y sí, tal vez lo único bonito de Ciudad Juárez... es su atardecer... Posted by Picasa

sábado, marzo 11, 2006

Yo quisiera algo mejor para mis hijos...


Mariana es una mujer de 46 años, casada, madre de tres hijos mayores de 15 años. Originaria de Durango, cuenta con 30 años de residencia en la ciudad, de los cuales 25 de ellos ha vivido en la Colonia Díaz Ordaz. Su casa es una pieza de dos recamaras, un pasillo, el baño y la cocina, completamente construida de adobe y techo de madera. Actualmente cuenta con todos los servicios básicos, además de teléfono y recientemente pavimento. Su esposo trabaja en la construcción, es albañil. Ella siempre ha trabajado, incluso después que se casó. Primero limpiando casas y luego en la maquiladora, en la RCA.

Ella ya había oído hablar sobre las maquiladoras y deseaba trabajar en ellas. A 12 años de distancia de haber ingresado a la “R”, como le llaman los trabajadores, se da cuenta que no ha sido fácil “salir adelante”. Con tan solo 4 años de estudio de instrucción primaria, no ha podido hacer carrera dentro del trabajo. A pesar de contar con una gran experiencia, que la planta usa de forma expresa, no puede que corresponda su salario con el nivel de responsabilidad de su puesto de trabajo.

Así ha valorado la importancia que representa el “tener estudios”. Su vida ha transcurrido haciendo hasta lo imposible por que sus hijos “hagan una carrera”. Juan, su hijo el mayor, se ha titulado en Ingeniero de Comunicaciones. José, empezó a estudiar licenciado en Administración, pero últimamente ha dejado los estudios. Lucía, la hija más chica, apenas está terminando la secundaria, pero ella le insiste que siga estudiando. Ella no desea que sus hijos “anden batallando” o que vivan lo que ella ha vivido.

El trabajo eventual de su marido ha servido para “irla pasando”, es el salario de Mariana el que le ha permitido a la familia el “progresar”. Hacerle arreglos a la casa, pero sobre todo el poder ayudar a que sus hijos estudien.

La necesidad y el esfuerzo de Mariana por “sacara delante” su familia le ha obligado a aprender constantemente y mantenerse en actitud de cambio y de mejora continua. Es ella la primera que reciente el no poder retomar sus estudios. Pero eso no ha impedido para destacar en la fábrica o en la relación con los vecinos. Mariana es una mujer muy apreciada por los que viven cercas de ella y por otros que no viven tan cerca pero que reconocen su don de gente y su capacidad de gestión y atención a los problemas de la colonia.

Las compañeras de trabajo reconocen que Mariana es de las personas con las que “se puede contar con ellas”. Siempre toma la iniciativa y es la primera en moverse cuando hay que hacer algo. En su casa es ella quien determina lo que se hace o como se hace. Su esfuerzo personal le ha ganado la admiración de sus hijos y el apoyo de su esposo, quien pareciera que su principal papel es estar al lado de Mariana, apoyándola en lo que ella realiza.

Su rutina diaria es absorbida por el tiempo del trabajo y por su preocupación por la familia. A pesar de que es alegre y animosa, no acostumbra a darse tiempo para ella. Su tiempo es para ser ella en el trabajo, en la casa y en la colonia, es una persona con gran autonomía. No obstante, no acostumbra a darse tiempo para sí, divertirse o estar sola.

Se complace siendo lo que es, jugando su papel de madre responsable y de buena trabajadora. Su tiempo transcurre de la casa al trabajo y del trabajo a la casa, con las excepciones en que tiene que ir al seguro o alguna actividad de sus hijos. Sus espacios son simples, no son muy diversos, pero todo ellos fuertemente compactados por lo que ella tiene que hacer, ha aprendido a ser quien los defina.

Su tiempo es claro que está marcado por los tiempos de la maquiladora. El tiempo en el trabajo es experimentado como extenuante, ahí no tiene mucho que definir, no ahora. Las actividades posibles a realizar por la tarde, a causa de las cinco horas de que dispone hasta antes de dormir, se reducen dramáticamente. Su “tiempo libre” solo le alcanza para prepara el día siguiente y para medio atender su casa.

Su posición en el trabajo, “reparadora”, pareciera ser diseñada para ella. Está separado de la línea de producción. Es ella quien marca sus tiempos. La que define lo que requiere cada pieza y como se debe reparar. Ya antes estuvo en la revisión de calidad, ahora agrega ese conocimiento en el rescate de piezas que sin su trabajo serían recicladas, tirando el tiempo acumulado en su construcción, implicándole pérdidas económicas a la empresa.

El problema es que a pesar de que en ella pone todo su saber acumulado en su trayectoria laboral, la Empresa y el Sindicato no reconocen su puesto como una posición especializada, por lo que sigue percibiendo un salario al de una operadora de línea. La falta de “papeles” (estudios formales terminados) impide que valore su trabajo como un lugar donde puede seguir creciendo. Los nuevos sistemas de organización del empleo en las maquiladoras no le son favorables.

Su casa es el lugar en el que aún puede decidir que es lo que se debe de hacer, como, cuando y que es lo más conveniente. Su familia es el nodo desde el que se coloca en el espacio de la colonia. Basta con ver su casa para saber de ello. La posición estratégica sobre la topografía accidentada del barrio y el cuidado por la apariencia externa de la casa. La relación estrecha que guarda con sus vecinos.

Los fines de semana están permanentemente saturados por su agenda social. Visitas, reuniones familiares o con amigos, atención de familiares y todo lo que sea necesario para mejorar la colonia o para atender a su familia. El cuidado de su apariencia personal habla más de una lidereza que de una simple obrera. Ella se gestiona a sí misma en la gestión de los demás. Es ella lo que hace. En eso se gasta su vida.

Sin embargo al verse desde su experiencia en el trabajo, no deja de lamentar el no haber podido estudiar, su autovaloración, hace ya tiempo que ha dejado de pasar por lo que hace o deja de hacer en el trabajo, de el ya no espera retribución alguna, solo que un día la despidan y le den una indemnización acorde con su antigüedad, por eso al verse se dice “Yo quisiera algo mejor para mis hijos”.

miércoles, marzo 08, 2006

Compartamos lo que hemos vivido


Cada vez que tenemos oportunidad de leer algo sobre la industria maquiladora, la fuerza de la costumbre nos lleva a buscar datos, información, estadísticas. Son sólo este tipo de datos los que suponemos le dan solidez a los jucios que se emiten o aquello que se dice, suponemos que tales datos constituyen una base confiable y que hacen que la nota sea objetiva. Así nos han enseñado en la escuela, la televisión y los medios. Es algo que se ha vuelto ya natral para tod@s.

En esta forma de actuar, aquello que procede de una experiencia o una vivencia lo catolagamos como anégdota o un caso aislado, al que ponemos poca atención o damos poco valor. "Le pasó solo a ella o a él, es cosa de mala suerte, a mi nunca me sucederá", nos decimos calladamente. Quiciéramos ver que retumbe la tierra con un terremoto en la escala más alta para entonces sentirnos amenasados y obligados a crear medidas de seguridad en nuestras casas. Pareciera que sólo lo que se muestra, por los medios o por la experiencia, como de grandes dimensiones es digno de nuestra atención, pero luego procedemos a justificar tal suceso como catástrofe y volvemos a considerarlo como algo extraordinario, díficil de que vuelva a repetirse, entonces nos escandalizamos un rato y luego nuevamente nos relajamos seguros de que no es algo regular y volvemos a nuestra vida de todos los días.
Así, lo que acontece en el día a día, lo que ya nos es familiar, eso que no sale en las noticias o no es presentado como "escandaloso", queda invisible, pero junto con ello los daños, males o amenazas que le acompañan o que dichos suceso encierran en sí mismos.

Algo así acontece con la experiencia de la maquila, parece que es hasta que uno tiene más de 15 años trabajando en ella que entonces, aparecen ante nuestros ojos un sin número de situaciones que lo ponen a uno en riesgo o en peligro, ya sea en la slud, la seguridad, el éxito en el trabajo o la vida personal. Ese aprendizaje es lento y se transfiere en el diálogo y la convivencia diaria y aún así no hay garantía de que lo compartamos un@ con otr@s, o con los más cercan@s a nosotr@s.

Por ejemplo: una madre que tiene más de 20 años trabajando para una misma planta maquiladora, ve como su mejor herencia para su hija el poder "conectarla" con "la gente de personal" de su planta para que puede rapidamente colocarse en una buena posición. Pero esos aprendizajes personales de la madre, acumulados en todos sus años de experiencia no podrá heredárselos, no encontrará la forma de compartirlos a la hija. ¿Cómo? si sería compartirle sus dichas y sufrimientos, además "posbilemente a ella le vaya mucho mejor que a mí, para que amargarle la vida", así que se los calla, exponiendo a la hija a lo que significa la maquiladora y confiando en que la experiencia de su hija será muy distinta a la que ella vivió.

De lo vivido en el trabajo no hay que hablar, es como cuando uno quiere hablar de sexo o de drogas con los hijos, o incluso del matrimonio o de la política... en fin pareciera que lo común de nuestra cultura mexicana es no hablar entre nosotr@s, no contarnos nuestras experiencias, que cada quién descubra por su propia cuenta lo que encierra la vida, aunque con ello retardemos más la modificación de las expereincias y los diseños de instituciones u organizaciones que contribuyan a lograr una mejor vida para las generaciones venideras.

Esta es la base en la que se apoya el funcionamiento de la organización en el trabajo que rinde altos beneficios a la maquila, pero además si a eso le agregamos que no hay sindicatos, o que estamos cambiando constantemente de trabajo, o que somos de distintas partes del país lo cual refuerza las desconfianzas mutuas y la falta de solidaridad entre nosotr@s o de confianza para contarnos lo que vamos viviendo, eso por lo que hemos pasado y que seguramente también les sucederá a ell@s .

De eso se trata este Blogger, ojala y junt@s podamos aprender tod@s de todo@s y no esperar que caiga el niño en el oyo para luego querer tapar el abuejro. Creemos este espacio de confianza y de lazo mutuo para compartir lo que vamos viviendo, lo que va significando la maquila para nuestras vidas, ayudémonos a no repetir los mismos errores o sufrir las mismas consecuencias, junt@s podemos hacer que mañana sea no sólo distinto sino mejor.